19 jul 2013

La crisis de la Mo-Town


Despierto esta mañana y como siempre me dispongo a mirar mi Twitter cuando de pronto me doy cuenta de que el Trending Topic "Top" es otro que Detroit. Nada bueno, la ciudad del motor se declara en bancarrota. Y lo primero que yo he pensado ha sido: Vaya, justo ahora que los Pistons parecían levantar cabeza y mirar por un futuro prometedor.
Y es que los Pistons y su directiva se han movido muy bien durante este verano, empezando con Kentavious Cadwell-Pope en la octava posición del draft de 2013 y siguiendo con la flamante contratación del agente libre Josh Smith. Además de traer de vuelta a Chauncey Billups para que este pueda terminar su carrera delante de la afición que más lo ha querido y junto a él llegó Rasheed Wallace como entrenador asistente del, a su vez, nuevo entrenador de los Pistons, Maurice Cheeks. Todo esto sin olvidarnos de que ha sido la franquicia de Michigan quién al final se ha llevado el gato al agua con la contratación de la estrella de la Virtus Roma, Luigi "Gigi" Datome después de que este haya sido pretendido por varias franquicias.
¿Cómo afectará la crisis económica a los Pistons? A priori sumando todos los salarios que, de momento, forman la plantilla de la franquicia, no superarían el límite salarial impuesto para la temporada 13-14 de la NBA. Sin embargo, mi preocupación no es esa si no que en una ciudad machacada por la falta de billetes verdes, las butacas no se llenan. Por mucho equipo que sea, una franquicia de la NBA no puede prosperar si no lleva una afición empujando tras de sí. El Palace Auburn Hills ha sido testigo de lo mejor y de lo peor que se puede recordar durante los últimos años de competición como el trabajado anillo de 2004 dirigido por Ben y Rasheed Wallace, Billups, "Rip" Hamilton y Tayshaun Prince (ahora en Memphis). Pero no hay nada más desolador para cualquier franquicia de la NBA que encontrarse con su pabellón vacío en noche de partido y tenemos precedentes recientes como la cancha de los Hornets hace dos años o la de Charlotte durante las últimas temporadas (aunque con progresión esperanzadora). La ciudad se desvanece y los ciudadanos huyen a lugares más prósperos donde continuar con sus vidas y ya se tacha en la actualidad como "la mayor bancarrota de la historia. Quizá Detroit se tambalee sobre el ring pero antes de caer a la lona y no levantarse, los Pistons tendrán algo que decir al jugar con una responsabilidad más, ilusionar a Detroit con el "aun es posible".


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