Un día como hoy tenemos que despedir a un jugador que ha pasado desapercibido por la NBA según pasaba el tiempo, pero TJ Ford fue desde el inicio de su carrera alguien que destacaba. Elegido en la octava posición del draft de 2003 por los Milwaukee Bucks, Ford podía presumir de un futuro prometedor en la liga, pero nada más lejos de la realidad. En su mejor momento comenzó su particular calvario con las lesiones, concretamente de la médula espinal. Esa lesión le hizo perderse una temporada y media, para luego volver con energías renovadas. No obstante, en poco tiempo fue traspasado a Toronto donde disfrutó de varios de los mejores momentos de su carrera con una canasta para ganar un partido incluida. Poco a poco su repercusión el la liga fue a menos, quedando como un poco olvidado. Durante la temporada de 2008-2009 volvió a ser traspasado a los Indiana Pacers donde terminaría contrato y no renovaría debido a la mala relación con su entrenador. A partir de ese momento, fue de equipo en equipo con contratos de poca duración hasta que en 2011 fue contratado por los San Antonio Spurs. Por desgracia a mediados de la temporada 2011-2012 su médula espinal volvió a resentirse, forzando así su retiro de las canchas a los 29 años. Será recordado siempre por ser uno de los bases más rápidos de la liga y por su habilidad con el pase y el salto.
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